Hoy, paseando por Facebook, me encontré una preciosa imagen de una chica espectacular (pintada) con ropajes de chaman. Y me di cuenta que casi todas las imágenes de las modernas brujas, chamanes y chicas espirituales nos muestran como modelos de 1.80, 50 kilos y 90-60-90. Aunque entiendo que es una imagen idealizada, me pregunto si no estamos cayendo en la trampa de otras religiones y espiritualidades, que colocan al ideal femenino por alla, por las alturas: seres perfectos, inmaculados, bellísimos, de cutis tersos y expresión serena. Con todo respeto, eso quizás sea bueno para la Virgen de los Católicos, porque parte del Dogma es que ella siempre fue un ser especial, nacida libre de pecado, eternamente virgen, elegida para ser madre de Dios y demás. Y por mucho amor y admiración que la Virgen despierte en católicos y no-católicos, estemos claros: ella no es una de nosotras.
Las brujas, magas, chamanes y caminantes espirituales que yo conozco, vienen en todos colores y tamaños. Las hay rellenas, las hay flacas, las hay gordas, las hay con curvas, las hay sin curvas, las hay de grandes pechos y las hay de pechos chicos. Las hay ancianas, las hay maduras, las hay jóvenes, las hay adolescentes. Las hay con lentes y sin lentes, con acné o sin acné, con maquillaje y sin maquillaje. Las hay morenas, rubias, pelirrojas y calvas. Las hay vestidas de jeans y franela, de traje de oficina, de vestidos románticos, de cuero atrevido, de trajes medievales y “vestidas de cielo” (léase, desnudas). Las hay con celulitis y cauchitos, lampiñas y peludas, con cejas arqueadas y cejas pobladas.
Las mujeres espirituales que yo conozco a veces son cascarrabias y a veces su risa es campana cantarina. A veces son organizadas y a veces son un desastres. Caminan con los pies en la tierra, en la premura de la vida -no flotan beaticas fuera del mundo. Las mujeres espirituales que yo conozco están ancladas firmemente en el ahora, en el momento, en este planeta y en esta vida. Se deleitan con lo terrenal, con el crujir de hojas secas y los aromas de pan recién horneado. Y en medio de su espiritualidad, tienen mucho sentido común, así que ni locas irían al bosque medio desnudas en una noche de otoño, a menos que quieran pescar la mama de las pulmonías.
Por Karem BarrattSi, las imágenes son lindas. Y si, a veces reflejan los parajes internos del alma. Pero la impresión que me da es que muchas son todavía prisioneras de cánones tradicionales y para mi, la espiritualidad, en particular la pagana que yo practico, es una de liberación de eses cánones foráneos impuestos por cultura y sociedad. Es una de celebración de lo que es y lo que se es; de la diversidad en la unidad y de lo sagrado en nuestra manera particular de ser. Es ver la belleza de la Divinidad en la mariposa y en el gusano, en el desierto y en la selva, en la ciudad y en el campo, en la rubia y en la morena, en la tersura de los 15 y las arrugas de los 40. Así que si conocen a artistas espirituales, sugiéranle pintar diosas, brujas y chamanes de caderas anchas, de diversas Alturas, de trajes que cubran así como de trajes que revelan. Que pinten a la bruja en el Mercado con su estrella bordada en su morral, vestidas de jeans, viendo el precio de los tomates. Y se sienten inspiradas, tomen fotos de ustedes mismas, en trajes, locaciones y posiciones que traigan a la mente ideas sobre algunos de los muchos aspectos del Espíritu. Después de todo, somos creaciones y manifestaciones del mismo y hasta nuestra última fastidiosa celulitis, es sagrada.
Recebido da irmãzinha Kassandra Orama
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