Rieu

21/01/2015

El Mago

Había una vez un hombre que pertenecía a la secta del Loto Blanco. Muchos, deseosos de dominar las artes tenebrosas, lo tomaban por maestro.
Un día el mago quiso salir. Entonces colocó en el vestíbulo un tazón cubierto con otro tazón y ordenó a los discípulos que los cuidaran. Les dijo que no descubrieran los tazones ni vieran lo que había adentro.
Apenas se alejó, levantaron la tapa y vieron que en el tazón había agua pura y en el agua un barquito de paja, con mástiles y velamen. Sorprendidos, lo empujaron con el dedo. El barco se volcó. De prisa lo enderezaron y volvieron a tapar el tazón.
El mago apareció inmediatamente y les dijo:
-¿Por qué me han desobedecido?
Los discípulos se pusieron de pie y negaron. El mago declaró:
-Mi nave ha zozobrado en el confín del Mar Amarillo. ¿Cómo se atreven a engañarme?
Una tarde, encendió en un rincón del patio una pequeña vela. Les ordenó que la cuidaran del viento. Había pasado la segunda vigilia y el mago no había vuelto. Cansados y soñolientos, los discípulos se acostaron y se durmieron. Al otro día la vela estaba apagada. La encendieron de nuevo.
El mago apareció inmediatamente y les dijo:
-¿Por qué me han desobedecido?
Los discípulos negaron:
-De veras, no hemos dormido. ¿Cómo iba a apagarse la luz?
El mago les dijo:
-Quince leguas erré en la oscuridad de los desiertos tibetanos y ahora quieren engañarme
Esto atemorizó a los discípulos.
Anónimo Chino - Richard Wilhelm
Tinha uma vez um homem que pertencia à seita do Loto Branco. Muitos, desejosos de dominar as artes tenebrosas, tomavam-no por maestro. Um dia o mago quis sair.
Então colocou no vestíbulo uma malga coberta com outra malga e ordenou aos discípulos que os cuidassem. Disse-lhes que não descobrissem as malgas nem vissem o que tinha adentro.
Mal se afastou, levantaram a tampa e viram que na malga tinha água pura e no água um barquinho de palha, com mastros e vela. Surpresos, empurraram-no com o dedo. O barco se volcou. De pressa o endereçaram e voltaram a tampar a malga.
O mago apareceu imediatamente e lhes disse:
-Por que me desobedeceram?
Os discípulos se puseram de pé e negaram. O mago declarou:
-Minha nave naufragou na fronteira do Mar Amarelo. 
Como se atrevem a enganar-me?
Uma tarde, acendeu num rincão do pátio uma pequena vela. Ordenou-lhes que a cuidassem do vento. Tinha passado a segunda vigília e o mago não tinha voltado. Cansados e soñolientos, os discípulos se acostaron e se dormiram. Ao outro dia a vela estava apagada. ACENDERAM-NA de novo.
O mago apareceu imediatamente e lhes disse:
-Por que me desobedeceram?  Os discípulos negaram:
-Deveras, não dormimos. Como ia apagar-se a luz?
O mago lhes disse:
-Quinze léguas errei na escuridão dos desertos tibetanos e agora querem enganar-me
Isto atemorizou aos discípulos. 
Anónimo Chino - Richard Wilhelm -  

Tradução Kassandra Orama

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