En la jerarquía social, los druidas eran los
sacerdotes de los celtas. No formaban una casta hereditaria, dado que
cualquiera podía iniciarse como druida.
Su enseñanza se componía de tres mandamientos:
1. Obediencia a las leyes divinas. Siendo Dios considerado como
inteligencia cósmica (los griegos hablaban de “Logos-Inteligencia”), esta
obediencia presupone que existe en el hombre el principio de voluntad,
característico de la Divinidad.
2. Interés por el bienestar del medio social, es decir de la Humanidad y
del clan. Esto exige una noción de amor, segunda característica de esta
Divinidad con múltiples formas, que no puede ser representada.
3. Asunción con valentía de todos los embates de la vida, es decir, ser
estoicos, tener una filosofía de vida. Como la Historia lo ha demostrado, estos
pueblos tuvieron una gran capacidad para aguantar el sufrimiento y enfrentarse
a la adversidad. Para que esto sea posible, se necesita la inteligencia: para
saber callarse cuando hace falta, para renunciar cuando hace falta y para
actuar en el momento preciso.
La característica de esta Divinidad, que es al
mismo tiempo una y triple, es estar dividida en tres, siguiendo las tres
virtudes básicas: voluntad, amor e inteligencia. Estos tres “mandamientos”
pueden vivirse individual o colectivamente, y están relacionados con los tres
grados de sacerdocio.
Los tres grados de sacerdocio
El primer grado es el de los bardos, aquellos que tienen la inteligencia de saber vivir, de saber callarse y de saber hablar cuando hace falta.
El primer grado es el de los bardos, aquellos que tienen la inteligencia de saber vivir, de saber callarse y de saber hablar cuando hace falta.
Los bardos de la Edad Media son los que
transmitieron los conocimientos haciendo circular las noticias. Son ellos,
también, los que trabajaban con las leyes de la Naturaleza. El bardo es aquel
que encuentra el ritmo de la prosa, en la lengua, en el verbo. Retomando el
principio del ritmo, de la onda o de la ola, el bardo es aquel que puede
combinar una ola, una onda vibrante de vida… crear las canciones, fundamento de
todo pueblo. Cuando un pueblo deja de bailar o de cantar, abandonando los
elementos que forman su propia etnia y su propia personalidad, es que está
enfermo o casi muerto.
Los bardos tienen acceso a ciertas fuentes de
conocimiento, y están inspirados por el ritmo divino de las estrellas. Sus
túnicas son azules como el cielo; además, son astrónomos. El primer grado
prepara para la aplicación del tercer mandamiento: enfrentarse a la vida tal y
como se presenta y no buscar una felicidad o un paraíso inexistentes, pero
saber transformarla gracias a la poesía, al canto, a la danza, es decir, con la
vida, porque no se puede transformar la vida con otras cosas que no sean la
vida misma, porque si no, la matamos.
El segundo grado: el ovate. Esta palabra está
relacionada con una raíz celta que quiere decir “ovide”, ofidio, lo que la une
a sus raíces indoeuropeas. La serpiente es símbolo de sabiduría; en la India,
el maestro se llama Naga, serpiente, “aquel que conoce”. El ovate lleva la
túnica verde, color de la vibración de la Naturaleza sobre nuestro planeta; el
mar, fuente de vida, vibra en esta tonalidad correspondiente a la nota fa, la
cuarta nota en la escala de siete.
El ovate no es todavía el druida, pero tiene la
posibilidad de enseñar a la juventud, de dar esperanza y ánimo. Puede también
aprender a utilizar las armas, llevar una espada y batirse, porque sabe cuándo
y cómo hay que hacerlo. Si el bardo trabaja con la música profunda, aquella que
encadena las ondas a través de espirales, el ovate trabaja sobre las ondas del
pensamiento.
La tierra tiene movimientos que se propagan de
forma sinusoidal, constituyendo su telurismo. Los ovates poseían la ciencia
concerniente a las direcciones de las corrientes terrestres y sabían canalizar
las energías ofrecidas por la Naturaleza. El ovate actúa como catalizador entre
el mundo subterráneo y el mundo aéreo del pensamiento.
El tercer grado es el de druida. Esta palabra
proviene de “Der”, en celta, que deriva de la raíz indoeuropea Deria, Dunia,
Diria y también Viria. Der quiere decir “roble”. Este árbol canaliza una
energía que le permite retorcerse sobre sí mismo.
Una de las funciones del druida es el corte del
muérdago. Es realizada por tres personas, que encarnan los tres mandamientos:
dos que aguantan, representando el amor y la inteligencia, y la tercera, que
corta con la hoz de oro y que representa la voluntad. Esta última se apoya
sobre los hombros derecho e izquierdo de sus dos compañeros. De este modo,
puede penetrar en el árbol y cortar el muérdago, que es recogido por los dos
hombres que le sujetan.
La hoz representa el poder de la Luna y de Saturno,
símbolo del conocimiento y de la victoria sobre la muerte. El druida lleva una
túnica blanca y canaliza las energías del cielo.
(recebi
de Kassandra Orama)
Nenhum comentário:
Postar um comentário